Per Jorge Valdano
El de Mateja Kezman es un instinto que se excita ante el peligro, como el de tantos depredadores que son capaces de gestas impensables por efecto del hambre o el miedo, que los obliga a atacar o a huir. El jugador atlético (ara al Fenerbaçe) Kezman ataca porque tiene hambre de gol, porque vive del gol. Si el fútbol midiera el mérito de otra manera, Kezman no podría jugar. Pertenece a ese tipo de delanteros que hace casi todo mal, menos lo más difícil: el gol. Un jugador de movimientos y remate, al que le conviene ir siempre a contramano. Si la jugada viene por la derecha, aparece por la izquierda; si viene por la izquierda, aparece por la derecha. Si resuelve a un solo toque, mejor, porque todo lo que sea aumentar sus contactos con el balón, aumenta también la posibildad de error por sus carencias técnicas. Sin embargo, y no me pregunten por qué (apelo otra vez a National Geographic), cuando huele el gol se vuelve más rápido, más preciso, más jugador. Y, en racha, su nivel de eficacia puede ser del todo inexplicable. Admiro su personalidad porque es muy difícil meterse en este nivel con tan pocos recursos para asociarse, para jugar.
08 septiembre 2006
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2 comentarios:
Kêzman vaya puffo de delantero no es ni a sido nunca bueno, es del monton como cientos d delanteros mas.:p
Fernando Tôrres
Es tu opinión. Yo creo que es un gran goleador. Y, además, ahora está en un gran momento de forma.
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